Friday, October 15, 2010

Renaissance Fair!

[I'm making up for lost time with my blog and posting quite a bit today, be sure to scroll down and get caught up!]

Natasha discovered this awesome medieval fair on the way home from work the other day, and we had to see it for ourselves. It was just like a Renaissance Fair in the States, but more legitimate since this country actually boasts medieval history. Hah!


The trinket stands and vendors were pretty cool. Natasha and Arisa bought some beautiful rings (I abstained for once!). Chelsea and Alex bought matching leather bracelets. You know, generally pseudo-medieval stuff. The best part? THE FOOD. I feel like my mom. I think a good percentage of my blogging revolves around Spanish grub. Meh.

To everyone at home who has heard me speak of this miracle that is part burrito/part gryo, here she is. THE CHAWARMA:



Chelsea bought a plump baked potato filled with ham, cheese, spices and ketchup. (Don't judge! It was delish.)



Now that I think of it, it's really convenient that this fair took place right as I started my Spanish Literature: Renaissance and Baroque class.


The only thing it was missing? Turkey legs. ¡Viva America! (And its horrid misconceptions of the Renaissance. Hah!)

2 comments:

  1. I had some serious catching up to do!! Sounds like you have been having a GREAT time. The beach is beyond beautiful and the food looks amazing too! Love the pics of everyone. Be safe and continue to have a blast:) xoxoxo

    ReplyDelete
  2. Se gritan de balcón a balcón y en un primer momento pienso que se insultan, pero no. La del edificio de la esquina le dice a la otra señora que han sacado “cola loca” en la tiendecita de Boyeros y Tulipán. Ambas abren los ojos, gesticulan, “es que estaba perdida”, “no había en ninguna parte”, afirman. Me río entre dientes mientras miro la punta de mi zapato, necesitada también de ese pegamento instantáneo que las vecinas anuncian como si hubiera venido carne de res por la libreta. Si llego a tiempo para alcanzar un tubo de la mágica cola, podría pegar la tecla de la computadora que anda dando vueltas por ahí y el timbre de la puerta, que apenas lo escuchamos cuando alguien toca.
    En medio de mi enumeración de cosas rotas, me da por preguntarme si habrá estadísticas de cuánta cola loca se consume al año en esta Isla. No es un producto básico, pero intuyo que hay una relación entre la necesidad de reparar nuestras pertenencias y el grado de crisis económica que vive el país. Si no, por qué todo el mundo está corriendo detrás de un adhesivo que se anuncia como capaz de recomponerlo todo. Frecuentemente, tengo trozos de goma en los codos o sobre la ropa después de hacer uno de esos arreglos a los que la cotidianidad me obliga. La última vez que me dediqué a esas faenas se me quedaron pegados el índice y el pulgar, hasta que con agua caliente logré separarlos perdiendo un trozo de piel en el intento.
    En muchas tiendas, cuando abastecen con ese “cemento de contacto” tal pareciera que hay rebaja de productos. La gente compra decenas de tubos, como si su gran poder adherente pudiera pegar una realidad resquebrajada por la frustración. No somos un pueblo excesivamente austero que no quiere desechar lo inservible, sino que entre nosotros es difícil hacerle caso a la fecha de caducidad que ponen los fabricantes. Cuando se rompe algo rara vez tiene sustituto. Por eso, dejo este post aquí y me voy a comprar mi porción de cola loca, mi necesaria dosis de instantáneo remiendo. Quizás unas gotas me sirvan para juntar los trozos de ese futuro que se nos ha caído al piso, regando añicos por todos lados.

    The above is a posting by a young woman experiencing the joys of living in a socialist "paradise". An English translation is available here. Imagine dealing with a DMV bureaucracy in order to buy ANY item.

    ReplyDelete